ALFA
Y OMEGA
Los camalotes son sirenas
que vagan por el Paraná
y enloquecen a los barcos
que las creen islas,
persiguiéndolas eternamente
mientras ellas se alejan con sus secretos de río.
El agua empuja la canción de la tarde.
Los sauces se lavan la cabeza displicentemente.
Las manos verdes
se defienden de los remos que agitan los
pensamientos.
No hay caminos que recorrer.
Sólo dejarse arrullar suavemente
por la boca líquida que cuenta historias de
naufragios,
sólo dejarse llevar por la nostalgia
que siempre vuelve.
Cada vez más profunda
cuando el incendio a lo lejos
silencioso y trágico,
vuelve inútiles todas las palabras.
La
inseguridad. La inseguridad. La inseguridad.
Es
negro.
Es
judío.
Es
travesti.
Es
gay.
Es
zurdito.
Es
pobre.
Es
ladrón.
Es
drogadicto.
El
paco. El paco.
Que
revienten de una vez.
Es
inquilino.
Tiene
miedo.
El
miedo se huele.
Huele
mal.
Viven
en cloacas.
Es
un negrito de mierda.
Es
mi vecino raro.
Es
de una villa.
Hay
dengue.
No
tiene zapatos.
No
tiene coche.
No
tiene tarjeta de crédito.
No
es lindo.
No
es glamoroso.
Es
una chinita.
Es
boliviana.
Es
coreano.
Es
peruano.
¿Qué
hacemos?
Pena
de muerte.
¿Pena
de muerte?
La
pena de muerte
se
muere de pena.
No
hay que sentir pena por nada.
Pena
de muerte y un muro.
Eso,
un muro.
Alto.
Bien alto.
Y
después a festejar las Pascuas.
Y
no los mires ni los toques.
QUIETA
“Hay dulzura
infantil
en la mañana quieta”
Federico G. Lorca
Todos duermen.
Los ruidos fueron silenciados
por la terca niebla.
Las voces no son, ni
siquiera,
murmullos de
mariposas.
Los árboles sueñan
con el cielo lejano.
El sol abre un ojo
con pereza
y no sabe si
esconderse o salir.
Hace frío.
Yo tejo mi abrigo de
palabras
desde la madrugada.
Disfruto la soledad.
El silencio suaviza
las paredes
y los ángulos
rectos.
Todo parece bueno.
No hay teléfonos que
suenen,
no hay urgencias
teñidas de súplica,
no hay voces
violetas reclamando
nada.
Hasta que, de
repente,
el olor del café
recién hecho
pasa por debajo de
la puerta, como
un ladrón encantador
y parte en dos el
día.
La abuela Carmen
El barco, una ballena solitaria, avanza.
Ella toca su faltriquera una y otra vez.
Sólo quiere comprobar que el dinero sigue ahí.
Preso de su cintura.
Se escapa de Galicia.
Se escapa de Madrid.
Se escapa del hambre.
Se escapa de los fantasmas.
Se escapa, con su marido húngaro,
parco, culto y dulce,
de las humillaciones y persecuciones.
Ese marido quiere enseñarle a leer.
Carmen se niega: no lo necesita
mientras sepa sumar y restar.
Con eso basta.
El húngaro Santiago Potisk guarda detrás de los
ojos alguna historia
terrible que decide no revelar.
Carmen tampoco pregunta. Hay cosas que mejor no
saber.
Y la ballena sigue hundiendo su nariz
en el mar suspendido.
Carmen toca la faltriquera.
Mira a sus hijas.
Mira a los pasajeros de primera clase.
Y decide que sus hijas van a tener un futuro.
Carmen sólo aprieta los dientes
y no mira atrás.
Es dura, seca, brava.
No sabe que en Buenos Aires
la esperan más humillaciones, estafas
y muertes jóvenes.
Y más dientes apretados.
Los ojos de Carmen están húmedos de esperanza
mientras mira a esa ciudad
que la va a traicionar una y otra vez.
Al final, en su
locura
se atrevió a bailar arriba de una mesa.
En su
locura
puteó a la vida.
Antes, nunca.
En su locura, nombró a sus hermanas de allá, de
Lugo,
todas las noches, como un rezo desesperado.
Antes, nunca.
Y seguía tocando la faltriquera
que ahora tenía uñas de gato secas,
un pañuelo bordado con sus iniciales
y una ramita de olivo.
UN TANGO
EN LA RADIO
De repente,
mi vieja vino a cantarme
a la cocina.
Tenía la cara colorada
y sonreía.
“No vuelvas al cotorro
que no te quiero ver…”
La vida fue dura para las dos,
pero ella siempre cantaba tangos en la cocina
y hacía galletas de Quaker.
Mi vieja vino a cantarme
justo hoy,
justo hoy que estoy tan sin mí
justo hoy que la cabeza rebota en las paredes,
justo hoy que me siento absolutamente huérfana.
Tenía olor a polvo Coty
y recién se había pintado los labios.
Se encogía de hombros, me miraba,
se reía
y me cantaba tangos.
Mirando un cuadro
Carlos
se sentó frente al cuadro que estaba pintando,
y
se quedó dormido.
Y
entonces le entraron cielos por las manos,
se
le llenó de hojas la cabeza,
le
crecieron raíces en los pies,
el
rojo y el azul se le mezclaron en el saco,
el
pantalón se inundó de sepia,
y
el pelo se volvió verde, un verde
tímido,
un apenas verde.
Había
un silencio enorme,
un
silencio de arrorró mientras Carlos
dormía
frente al cuadro que estaba pintando.
Cuando
se despertó,
se
sacudió las hojas y me dijo:
“Soñé
otro cuadro”.
ALICIA
MÁRQUEZ. Escritora, con dos libros publicados:
“Se vive”, poemas, de editorial Argenta y “Ronda de Pretextos”, poemas, de
editorial El Mono Armado, dos novelas, “Azulunala” y una para niños que resultó
una de las quince finalistas entre seis mil participantes en el Certamen de
Novela Infantil y Juvenil de Editorial Norma, Colombia.
Nació en
Buenos Aires.
Estudió en la UBA, primero Ciencias de la Educación y Letras. Es creativa publicitaria.
Es
integrante del grupo “Las Pretextas”,
que lleva adelante un café literario y el evento “Abrazo de Voces” que ya va
por su décima edición.
Se
desempeña como tallerista. Dicta poesía
en la Biblioteca Popular Sudestada, de Vicente López y conjuntamente con Bibi
Albert tiene un taller de poesía virtual.
Es
autora, actriz y directora teatral. Su obra “La luna de Heliotropo”, hecha para
niños, con música y letras originales, fue representada durante tres años en
las escuelas públicas de Buenos Aires.
Es
guionista. Trabajó en diversos proyectos relacionados con niños, uno de los
cuales fue Olocoons, emitido en México, realizado en Argentina por la
productora Encuadre, con el auspicio de Bimbo, desde el año 2004 hasta el 2008.
Premios literarios:
Tercer
premio Poesía Bienal Dimensión, 1995.
Premio
Inclusión en la Antología “Poetas de Fin de Siglo”, Editorial Tierra, 1999.
Primer
Premio Categoría Poesía Infantil Certamen Poetas de Floresta 2000
Mención
de Honor Certamen Litterae 2000.
Primer
premio Certamen “Padua es una rosa”, 2009
Primer
premio Certamen “Colegiales Poesía”, 2010
Mención
especial en el VII Concurso Macedonio Fernández de Narrativa y Poesía, 2010
Figura,
además, en varias antologías
Asistió
a los encuentros de Mujeres Poetas en el País de las Nubes, en Oaxaca, México.
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1 comentarios:
Alicia y su poesía que es grito, reflexión, belleza... Gracias Escarabajos.
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GRACIAS POR TU COMENTARIO -EL ESCARABAJO LITERARIO-