lunes, 22 de agosto de 2011

ANGÉLICA ELIZABETH CARREÑO CABALLERO




CUENTO CORTO DE
Liz Carreño
Segundo premio Narrativa
Concurso SIN FRONTERAS.
Letras Kiltra. MEXICO

ANGÉLICA ELIZABETH CARREÑO CABALLERO

Nace en 1974 en la ciudad de México, D.F.; de nacionalidad mexicana y salvadoreña. Arquitecta, egresada de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), con especialidad en Restauración y rehabilitación de edificios históricos. Diplomado en Literatura en la British Columbia College en Vancouver, Canadá. Actualmente, maestrante en Ciencias de la Educación y dedicada al diseño interior y la construcción privada. Docente en la facultad de arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Sus participaciones literarias han sido variadas: artículos periodísticos, culturales, críticas literarias, poesía, narrativas, versos libres, ensayos y cuentos; según el rubro del medio a publicar.

TÚ, MI AMÉN

Te veo sentado al borde de la cama, observas el suelo, escondes las manos bajo tus piernas.

Así no me pareces ni tan alto, ni tan robusto, ni tan intimidante, ni tan fuerte.

Veo que no te cansas de pensar en mí.

Me buscas en la lluvia que te salpica por la ventana.

Me imaginas recogiendo piedras en el jardín.

Me extrañas sosegada consultando a la luna.

Me fantaseas con mi sombrero amarillo bajo el radiante sol, ese sol de primavera que nos enseñó a besar; esa causalidad que te convirtió en mi héroe pagano.

Pero hoy, te ves tan indolente, tan insípido, tan inerte; vegetas por la casa, atónito y pusilánime.

Estás perdido en tus propias lesiones.

Siento compasión por ti, ya no tienes a quien mentirle, ni a quien mancillar por sus errores; hiciste de la crisis una rutina que tendría que expirar.

Me irrita tu papel de víctima desdeñada y debo conformarme con verte denigrado,

porque no puedo aproximarme más.

Hoy al fin estoy separada de ti, te abandoné para siempre.

Muy tarde entendí el riesgo que vivía a tu lado, hasta que no quedó nada de mí.

Quisiera acercarme a ti porque te veo llorar y sé que no olvidas, que quisieras ignorar los recuerdos que te persiguen día y noche.

Pero sé que nunca olvidarás como teñiste mi piel con nuevos tintes púrpuras.

Como distorsionaste mi rostro con tus golpes certeros.

Como modificaste mis escandalosas risas por gritos de auxilio.

Como cambiaste mi saliva por sangre.

Como hiciste que mi nariz deformada dejara de oler.

Como canjeaste mis brazos rodeando tu espalda, por mis manos cubriendo de tus cobardes patadas mi vientre fecundado.

Como pisoteaste mi vida en un momento de ardorosa ira.

Hoy transito en el limbo como un ánima turbada, me siguen doliendo las heridas y ya no tengo cuerpo, continúas alimentando mi miedo y mis lágrimas rastreras.

Ni muerta puedo descansar de este lastimoso pánico que me atormenta.

Por eso vengo a verte, para irrumpir tus sueños, para detener tu respiración en las noches con mi olor a agonía, para regalarte anemias y un pésame constante.

Hicimos el pacto de estar juntos hasta la muerte, hoy asevero que ese acuerdo ha trascendido y sí; seguiremos unidos, por los siglos de los siglos...

3 comentarios:

Ricardo Juan Benítez dijo...

Hola Liz... un relato espléndido con un romanticismo que trasciende el tiempo. Un cálido abrazo.

Anónimo dijo...

¡Qué fuerte relato!. El maltrato de géneros siempre presente en una sociedad que todavía no aprende a convivir consigo misma.

Te felicito Liz.

Maria E. Rodríguez.
Argentina

NOTA: La protagonista tuvo suerte que no la rociaron con alcohol y le dieron fuego, está de moda por aquil.

Anónimo dijo...

ES MI MAESTRA DE ARQUITECTURA, QUE TALENTO, ES UNA PERSONA A LA CUAL ADMIRO Y APRENDO MUCHO DE ELLA.

PORTILLO BELLO JULIO CESAR


Publicar un comentario

GRACIAS POR TU COMENTARIO -EL ESCARABAJO LITERARIO-